Su catedral, su Plaza Mayor y su castillo, actual Parador de Turismo, son sus monumentos más importantes, aunque recorriendo sus calles encontraremos varias iglesias, conventos y casas palaciegas, que también merecen ser visitadas. La postal que este pueblo de Castellón ofrece es única y singular e invita a contemplarla desde la distancia y desde lo alto de su castillo, dispuesto sobre una imponente roca. Este pueblo asturiano ha sabido mantener su encanto marinero a lo largo del tiempo. La fachada blanca y el patio central, tranquilo y fresco a todas horas del día, son un símbolo de tradición gaditana. Se nota que son replicas de mucha calidad. Su elegancia palaciega caracteriza las 50 habitaciones de las que dispone, amplias y luminosas a la par.
Sus 16 habitaciones están decoradas al detalle, algunas con elementos típicos morellanos y otras con un elegante estilo adamascado. Las habitaciones mantienen los elementos arquitectónicos propios y los detalles de la cultura islámica como los muebles de marquetería fina o las puertas con arabescos. Galardonado en 2010 como Pueblo Ejemplar de Asturias, este enclave situado en la ladera de una montaña, con casas de alegres coloridos, es conocido por su incesante actividad pesquera a lo largo de los siglos y por su gastronomía. Si estás por Castellón este verano, aléjate de la costa y a 60 kilómetros de allí te encontrarás este monumental pueblo. Merece la pena recorrer sus empinadas calles empedradas y disfrutar de las vistas del mar que cada rincón de este pueblo ofrece, pero las mejores, sin duda alguna, se obtienen desde el mirador de San Roque.
En la vertiente más occidental de Galicia, se encuentra el pequeño pueblo de O Pindo con una pequeña caleta de arena blanca y agua cristalina que deja ver el fondo marino. Si buscas una cala salvaje, te recomendamos la cala de la Llobella, la más natural y tranquila de la zona, con poca afluencia. En los alrededores es posible alquilar barcas y bicicletas para quienes se animen a descubrir Lastres de una forma diferente. En este municipio existe una gran oferta gastronómica y etnológica que hará de su visita una experiencia inolvidable. La costa de la provincia de Castellón recibe este nombre por la flor del naranjo, uno de los cultivos más representativos de la zona.
Las vistas desde sus miradores al río Guadalete ofrecen una estampa del municipio de singular belleza y son uno de sus principales atractivos turísticos, aunque no el único. La Calle Mayor o el Corral de Comedias son otro de los punto de obligada visita. Desde el jardín, las vistas al lago y al río Guadalete son magníficas. Cuenta con 18 habitaciones dobles, la mayoría con magníficas vistas a la montaña y un restaurante de comida tradicional donde degustar la clavellina, el remojón y las berenjenas fritas con miel. El colorido de sus casas, situadas en la ladera de una montaña y dispuestas como si de un anfiteatro se tratase, lo convierten en un lugar muy pintoresco que invita a adentrarse en sus estrechas callejuelas y sus sinuosas cuestas. Acérquese a una mirada multifocal a un conflicto económico, político, social, ideológico, -pero ante todo bélico- de gran impacto en su época y que fue prolegómeno y referente para las grandes revoluciones del siglo XIX y XX.