Hay tanto que ver y hacer en la capital catalana que normalmente no suele asociarse a vacaciones de playa. La verdad es que podemos encontrar cientos de opciones diferentes para pasar nuestras vacaciones con oferta turística para todos los gustos y todas las edades. No tiene los mejores servicios ni las mejores carreteras del mundo, pero paz y tranquilidad la vas a encontrar a toneladas. Ha cambiado mucho -para mejor- en los últimos años y de una ciudad portuaria e industrial se ha convertido en una agradable ciudad de servicios donde se vive (y se come) muy bien. Buena parte de su territorio está declarado Parque Nacional y tiene todos los servicios de dos ciudades como Madrid y Segovia a un paso.
A una hora de coche, los vastos paisajes del parque West Yellowstone Park te harán sentir lo pequeñitos que somos frente a la inmensa Naturaleza, especialmente si te topas con bisontes, carneros de las Rocosas, lobos o incluso osos. Gracias a su maravilloso entorno natural, es también una muy buena opción para todos los amantes de los deportes al aire libre. Pero la Costa del Sol aún ofrece lugares menos masificados donde la bondad del clima y de la vida al aire libre enamoran. A pocos kilómetros de los Pirineos, situada cerca de increíbles parajes naturales y con grandes monumentos históricos, la ciudad de Huesca ofrece una gran calidad de vida. Si bien subir los 241 peldaños hasta la ermita del siglo X es una aventura que se ve recompensada, las vistas desde la carretera también son impresionantes.
Al llegar arriba te encuentras con vistas espectaculares y un mirador no apto para gente con vértigo. Se trata de pueblos que necesitan gente para vivir y trabajar. Uno de los lugares favoritos de los famosos para veranear (por algo será), las calas ibicencas se llenan de gente para celebrar el verano. Las razones eran su capacidad atlética y un revolucionario tiro que no tenía forma de defenderse, el tiro de gancho. Ni que en New Hampshire sirven el pescaíto frito y la manzanilla tan bien como en Andalucía. Tiene mar y montaña, pueblos pesqueros preciosos, tres grandes ciudades cada una con su carácter y su personalidad bien diferenciadas, una gastronomía envidiable, los Picos de Europa, la sidrina, los tortos, las playas de Llanes…. Pals es conocido por ser uno de los pueblos con más encanto de la Costa Brava. Que dice la OCDE -en un informe conocido ayer- que ninguna región de España está entre las 100 mejores del mundo para vivir.
Dos comunidades vecinas, pequeñas y con un alto nivel de vida y servicios, paisajes muy cuidados, un mundo rural aún vivo, buenas infraestructuras y un ritmo de vida agradablemente provinciano. Además, un 56% de las personas que se trasladaron a España lo hicieron por su alta de calidad de vida. Además, el clima mediterráneo es ideal para disfrutar de sus playas cristalinas y sus bosques frondosos. Además, cuenta con muy buenas conexiones de trenes de alta velocidad que la conectan con grandes ciudades como Zaragoza o Madrid. El conjunto de sierras que separa Madrid y Segovia está lleno de pueblecitos recuperados en los que muchos urbanitas han comprado y arreglado casas tradicionales, no solo como segunda residencia, sino para vivir en ellas. Esta comarca no defraudará al viajero; tanto si va buscando la tranquilidad de la vida bucólica como si busca la adrenalina de los deportes de aventura. Calidad de vida al estilo andalusí.